Sobre los soldados rusos con síndrome de irradiación aguda evacuados de Chernóbil
Central nuclear de Chernóbil (centro - derecha) junto al nuevo edificio de contención para el reactor 4, por aquel entonces en construcción (izquierda). Imagen tomada en 2013 por Ingmar Runge.
Ayer, 31 de marzo de 2022, muchos medios de comunicación nacionales e internacionales (como El Mundo o el Daily Mail entre otros) publicaban la noticia de que unos 300 soldados rusos, hasta entonces atrincherados en el Bosque Rojo (una de las zonas más afectadas por el accidente nuclear de Chernóbil en 1986), habían sido evacuados a un hospital bielorruso con síntomas de envenenamiento por radiación. Al leer esta noticia me quedé bastante sorprendido, ya que no creía posible que los niveles de radiación en los alrededores de la central, 36 años después del accidente, fueran lo suficientemente altos como para que alguien expuesto a ellos pudiera desarrollar un síndrome de irradiación aguda. Para aclararlo, pongamos algunos números sobre la mesa.
Estimando la dosis recibida por los soldados
No he podido encontrar datos actuales y precisos sobre los niveles de radiación en el Bosque Rojo, pero según he visto en algunos vídeos de bionerd23, que estuvo en la zona hace 10 años con un Gamma Scout, estos deben rondar los ~100-200 μSv/h en promedio. Pongámonos en lo peor y asumamos el dato de 200 μSv/h. La invasión comenzó hace 35 días, por lo que un soldado expuesto a estos niveles durante todo este tiempo llevaría acumulada una dosis de 168 mSv. ¿A que dosis aparecen los primeros síntomas de envenenamiento por radiación? Pues bien, como indica el gráfico inferior, estos no deberían aparecer hasta una dosis de unos 400 mSv, y además esta dosis debe ser recibida en un periodo de tiempo muy corto, del orden de varias horas o un par de días.
Gráfico de Randall Munroe en el que muestra distintas dosis de radiación a las que podemos estar expuestos y sus efectos.
Como vemos, la dosis estimada que habrían recibido los soldados en el Bosque Rojo es 2,4 veces menor que la mínima dosis capaz de causar síntomas de envenenamiento por radiación, y además esta dosis habría sido recibida en un intervalo de 35 días, lo que permitiría a sus cuerpos reparar buena parte del daño producido en su ADN. Por tanto, no parece plausible que los soldados rusos hayan desarrollado un síndrome agudo de envenenamiento por radiación. A esta misma conclusión parecen haber llegado personas e instituciones como Alfredo García (@OperadorNuclear en Twitter, con licencia de operador y supervisor de la central nuclear de Ascó) y STUK, el regulador nuclear de Finlandia.
¿«Síndrome radiactivo agudo» 36 años después del accidente de Chernobyl? ¿Acaso los soldados durmieron abrazados a la pata de elefante? El diario @elmundoes se hace eco de un bulo de propaganda de guerra lanzado en Facebook por Yaroslav Yemelyanenko, director de Chernobyl Tour. https://t.co/W5ycyoCfLQ
— Operador Nuclear (@OperadorNuclear) March 31, 2022
Comunicado de STUK en Twitter, traducido automáticamente del finés al español por el traductor de Google.
¿Cómo se explica entonces la noticia?
Estas son algunas de mis hipótesis, ordenadas (según mi criterio personal) de mayor a menor credibilidad:
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La noticia es propaganda ucraniana. Aprovechando que las tropas rusas parecen estar abandonando Chernóbil, los ucranianos querrían beneficiarse propagandísticamente esta retirada manifestando que se debe exclusivamente a la ineptitud de las tropas rusas, que se habrían atrincherado en el Bosque Rojo (la zona más radiactiva de Chernóbil) ignorando las consecuencias que esto les traería. También podría darse el caso de que en la noticia original ucraniana no se mencionara que algunos soldados rusos estuvieran sufriendo un envenenamiento por radiación, sino que esta parte habría sido añadida a posteriori por los medios de comunicación occidentales. Esta última parece ser la hipótesis más veraz, ya que en el post original en Telegram solo se menciona que algunos soldados rusos en Chernóbil habrían sido llevados en varios autobuses a un hospital bielorruso en Gomel, pero no se da mayor información sobre el motivo.
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Los soldados rusos tenían síntomas compatibles con el envenenamiento por radiación, pero estos no se debían a las dosis de radiación recibidas, sino a que sufrían ansiedad u otras dolencias asociadas a su nuevo modo de vida durante la guerra. Los síntomas tempranos de envenenamiento por radiación son los siguientes: nauseas, vómitos, dolor de cabeza, mareos y un sentimiento de malestar o enfermedad generalizado. Muchos de estos síntomas son compatibles con los de la ansiedad, ansiedad que podrían haber desarrollado perfectamente tras vivir más de un mes en una región que (muy probablemente) sabían que estaba contaminada con residuos radiactivos. También son síntomas compatibles con comer alimentos en mal estado o por malas condiciones higiénicas como las que se podrían dar en los blindados o en los campamentos rusos.
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Los soldados realmente han estado expuestos a dosis capaces de generar un síndrome de irradiación aguda. Hay algunas zonas de Chernóbil (extremadamente reducidas) que están especialmente contaminadas. En ellas las dosis de radiación son más altas, del orden de varios milisieverts por hora. Si los soldados habían excavado trincheras en alguna de estas zonas, eliminando materiales de la superficie acumulados durante los 36 años transcurridos desde el accidente (que se comportaban como blindaje contra buena parte de la radiación emitida por las capas inferiores), y han vivido en estas trincheras durante 35 días, no es descartable que algunos de ellos recibieran dosis del orden de uno o varios sieverts, que ya empiezan a ser capaces de producir síntomas de envenenamiento por radiación. Esta situación me parece la más improbable, ya que sería demasiada casualidad que los rusos hubieran elegido uno de estos lugares para sus campamentos, y también veo difícil que no llevaran algún detector para medir los niveles de radiación, sobre todo si tenían alguna idea de donde se estaban metiendo.
De todas formas no parece fácilmente descartable que algunos soldados hayan recibido dosis capaces de incrementar estadísticamente su riesgo de padecer cáncer en etapas más avanzadas de sus vidas. Habrá que esperar a ver cómo se pronuncia el Organismo Internacional de Energía Atómica (si es que lo hace) para arrojar más luz a todo este asunto.